martes, 5 de febrero de 2013

El pulpo


Yo estaba en una playa desnudo y parado frente a el, un pulpo de 15 metros, o más.

-¡BICHO DE MIERDA!- grité y corrí hacia el con el facón.

Corté una y otra vez, esquivando tentáculos y adentrando mi mano izquierda, que estaba desocupada en sus tripas viscosas y sacando con ella lo que alcanzara a agarrar desde su interior.
Logró tomarme con uno de sus tentáculos gigantes, como el, pero lo corté y volví a encarar. Esta vez con cortes más amplios y profundos, al fin pude abrirle un hueco que me permitiera entrar. Una vez adentro, di mil pincelazos con el filo del arma y sentí al bicho caerse sobre mí, muerto, bien muerto.

Luego desperté y Maradona me saludó sentado a los pies de mi cama.

-Hola pibe ¿ya mataste al pulpo?-

Y entre charla, accedió a contarme con detalles el gol a los ingleses, el gol más lindo de la historia de los mundiales.
Pero volví a despertar y en mi cuarto no había más que mi fiebre y yo postrados sobre la cama.

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