domingo, 23 de diciembre de 2012

Mater saeva cupidinum (La salvaje madre de cupido)


De las más lindas que tuve
o creí tener…
ella y sus botas negras eran imposibles
nunca me sentí tan humano ante algo
pero toda esa mística
que la perfumó y me tenía ciego
murió con la realidad
no era mía, era de todos
y de nadie.
Es una estratega, calculadora
llega sin avisar y se va sin que la echen...
le gusta estar desnuda en la habitación
matriarca, abeja reina
hace de todo hogar su hogar
con sus ropas ornamentando el suelo
sus “Quereme como soy”
y las llamadas a destiempo
que recibe en su celular.
Sus caderas son como un péndulo al caminar
por eso es elegante hasta para caerse
un lindo lunar grita en su mejilla...
y en su pecho descansan mil ilusiones
de miles que murieron de amor
y logra tapar con el hervor de su cuerpo
lo frío de su mente.
Sumisa y cariñosa en la cama
clava sus uñas
aprieta con sus piernas
sus mimos son crueles
succiona cerebros y los escupe
los pisa y se va
la culpa no rige sobre ella
nada lo hace.
No hace falta que vuelvas nena
pero al menos devolveme el alma.

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