sábado, 29 de diciembre de 2012

Una noche en Guernika


De anoche recuerdo palabras sueltas
palabras salidas de la boca de una mina
la chica tenía novio y me hablaba
y me miraba y me sonreía
se sentía bien estar ahí
no podía dejar de verle las tetas
creo que por eso ella sonreía
estaba tan ebrio que no podía fingir
preferí no hacerlo y hasta la advertí
“perdón si no puedo dejar de verte las tetas, pero no pares de hablarme”
a ella no le molestó, soltó una carcajada.

Me habló un poco de su novio “Esteban”
y de lo bueno que era, no desconfiaba, era atento
a ella le aburría
generaba en ella deseos sucios y lujuria
pero proyectados hacia otras personas
necesitaba escaparse al menos una vez al mes al infierno
¿Pero a mi qué me iba a importar?
ni anoté la chapa del camión
yo solo quería cogérmela
me invadía la soledad de tres meses 
sin el calor de una buena cintura de mujer.

Ella parecía querer, pero no me la iba a hacer fácil
a las personas comunes nos cuesta un poco más
conseguir la poca gloria que los dioses nos dejaron a los mortales
si fuese el cantante de alguna bandita
o alguien más inteligente
su ropa interior hubiese estado en mi cabeza mucho antes
mientras yo me sumergía entre sus piernas.

Pienso mucho en lo ebrio que estoy
¿Se me va a parar?
mierda, tengo 18 años ¿como podría fallar?
ya lo hice borracho o bastante borracho antes
lo suficiente como para no disfrutarlo
o como para tener que terminar gastando más de 15 mangos en una puta pastilla
y nunca falló
"soy joven, viril y borracho"

De hecho, así me había presentado ante esta chica
igual, ella todavía tenía su ropa puesta
mis amigos andaban por ahí
es más, todavía estabamos en el bar
así que le digo de ir a otro lugar
mientras me abalanzo como un violador
sobre su presa inmóvil, agazapada
pasé mi lengua por su oreja y susurré:
“Podemos comprar unas birras y ver qué pasa”          
la asusté y ella dijo que no.

Después, sé que fuimos a la barra
compramos una cerveza a medias
nos dimos un par de besos a escondidas
mis manos se dispararon a lo largo y ancho de su silueta
pero fueron rechazadas por las suyas
me mordió la boca muy fuerte
luego me ayudó a llegar nuestro lugar
y volvimos a sentarnos
volvimos a hablar.

Cuando empezó a contarme de su viejo fallecido
supe que no la iba a poner, al menos no con esa chica
le serví cerveza en un vaso
y yo empecé a tomar de la botella
para ahogar rápido la desdicha
un apagón afectó mi cerebro
estuve en piloto automático
me acuerdo poco del trecho a casa
no fue tan malo…
podría haber despertado en una bañera
llena de hielo...
y sin mi hígado.

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